Algo estaremos haciendo bien cuando un proyecto deportivo de carácter abierto, multidisciplinar, carente de filtros selectivos y familiar, ha conseguido mantener ilusionado al alumnado de tercer ciclo durante todo un curso académico. Jugar es algo natural en los/as niños/as, algo que necesitan para un correcto desarrollo integral. Todos/as son capaces de jugar y divertirse, independientemente del nivel de competencia que muestren a la hora de hacerlo. Los/as niños/as nunca deben encontrar condicionantes que le impidan participar en la misma medida que lo hacen los demás y que le priven de vivencias que, sin duda, le harán estar cada día más cerca de hábitos de vida y entornos saludables.
Este año he visto participar en los recreos deportivos a niños/as que, sin duda, no lo habrían hecho en escenarios distintos al que han tenido.
Cuando prima la participación por encima de la competición se dan las premisas necesarias para que todos/as sean protagonistas, algo que no sucede cuando el único objetivo es figurar en la cabeza de un listado que recibe el nombre de "clasificación".
Ver correr a mi alumnado hacia la puerta del pabellón ansioso por comenzar un encuentro amistoso y divertido con otros compañeros no tiene precio y me hace sentir que "vamos por el buen camino". Ahora solo queda darle continuidad a un proyecto que ha demostrado ser todo un
ÉXITO.
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